In July of 1893 four women from the Sisters of Mercy of Rhode Island – Sisters Antonio Egan, Corsini Dempsey, Veronica Payne and Sylvester Carver – along with Mrs. Henrietta Brownell, a friend and benefactor of the sisters, boarded ship in Boston to set sail for the mission territory of Western Newfoundland.

The pioneer band arrived in the tiny fishing port of Sandy Point on July 28 to a rousing welcome from the people. The sisters spent the first month meeting the people, visiting the sick and elderly and preparing for school opening in September. Despite the harsh realities of mission life in a poor country, the Sandy Point foundation thrived, and from the very beginning, these talented and courageous women worked tirelessly to develop the educational, spiritual and social capacity of the children and of the community at large.
Opening Prayer:
God of Mercy, loving companion on our journey, we thank you for the women of Mercy who have gone before us. They were indeed your missionary disciples, pilgrims of hope in the darkness of poverty and struggle. Make us beacons of hope in our world, fractured by violence and division … bearers of love and mercy in all our interactions with our sisters and brothers, with Mother Earth and with all your creation. Amen .
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En julio de 1893, cuatro mujeres de las Hermanas de la Misericordia de Rhode Island, junto con la Sra. Henrietta Brownell, amiga y benefactora de las hermanas, embarcaron en Boston para dirigirse al territorio misionero de Terranova Occidental.
El grupo de pioneras llegó al minúsculo puerto pesquero de Sandy Point el 28 de julio, recibiendo una calurosa bienvenida por parte de la población. Las hermanas pasaron el primer mes conociendo a la gente, visitando a los enfermos y ancianos y preparando la apertura de la escuela en septiembre. A pesar de las duras realidades de la vida misionera en un país pobre, la fundación de Sandy Point prosperó y, desde el principio, estas mujeres talentosas y valientes trabajaron incansablemente para desarrollar la capacidad educativa, espiritual y social de los niños y de la comunidad en general.
Oración de apertura:
Dios de la Misericordia, amoroso compañero de viaje, te damos gracias por las mujeres de la Misericordia que nos han precedido. Ellas fueron tus discípulas misioneras, peregrinas de esperanza en la oscuridad de la pobreza y la lucha. Haznos faros de esperanza en nuestro mundo, fracturado por la violencia y la división… portadoras de amor y misericordia en todas nuestras interacciones con nuestras hermanas y hermanos, con la Madre Tierra y con toda tu creación. Amén.
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